viernes, 27 de junio de 2014

PINGAR EL MAYO, en Covaleda

El pasado 4 de mayo se celebró en Covaleda la  tradición recuperada por la Asociación Juvenil de Covaleda “Los Bretos", de celebrar el final de la primavera y el comienzo del verano con el pino como símbolo de fertilidad y de las fuerzas regenerativas de la naturaleza, que en otras épocas había quien pensaba que era un símbolo que servía para demostrar la hombría, de los niños que pasaban a adultos.
El último día de abril o el primero de mayo es costumbre en muchos pueblos de Castilla y León colocar en la plaza, en la explanada de la iglesia o ante el frontón de pelota un gran árbol adornado que recibe el nombre de mayo.

Se cree que la pingada del mayo proviene de tradiciones celtas, perdurando en la Celtiberia ibérica, especialmente en su núcleo central en torno al Sistema Ibérico, pero también en zonas como Navarra, tanto al sur como al norte, Galicia y otras comarcas de Castilla-La Mancha.

Dicha tradición, que básicamente consiste en levantar un árbol alto y esbelto, de la especie que más abunde en cada municipio, se adentra en Europa llegando hasta Alemania o República Checa.

Todos los pueblos, a lo largo de su historia, han sentido admiración por el renacer cíclico del mundo vegetal, por el final del invierno y el comienzo del buen tiempo, cuando la mayor parte de las plantas fructifican. Dentro de esta mentalidad, mayo es concebido como el mes del esplendor de la vegetación, el mes de las fiestas y el mes amoroso por excelencia. La tradición de pingar el mayo forma parte de una serie de ritos encaminados a conseguir una cosecha abundante, a celebrar el fin del invierno y a festejar la recolección de los primeros frutos.

El mayo, que oscila en altura, siempre consigue sorprender a los visitantes. En unos pueblos era el árbol más alto del pueblo, en otros los quintos (mozos que en ese año eran sorteados para hacer el servicio militar obligatorio) se reunían para deliberar y decidir el mejor ejemplar, pero actualmente suele ser el que toca en suerte tras una donación municipal. Los jóvenes acudían a la tala con un carro tirado por bueyes para arrear el mayo hasta el lugar donde sería pingado entre cánticos y bailes populares.

Información proporcionada por Mercedes L. que vinculada familiarmente con Covaleda, ha querido que compartamos su alegría y la de toda Covaleda por la recuperación de una tradición que desde mayo 2013 se vuelve a celebrar. Agradecemos a Merce que nos haga partícipes de esta recuperación, que de algún modo es también objetivo de este blog y de esta Asociación Cultural de Tardajos, de mantener viva la llama de las tradiciones que nos identifican. Esta información la hemos complementado con consultas a la Revista de Soria y a los artículos publicados por José María Martínez Laseca.

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