Los tratados de libre comercio ya no sólo movilizan recursos y mercancías hacia el mundo rico, ahora también sirven para dejar las emisiones asociadas a estos productos donde no molesten a la contabilidad verde europea.
El acuerdo alcanzado el pasado 5 de mayo entre el Consejo Europeo y el Parlamento
Europeo sobre la ley climática se presentó con un objetivo muy
ambicioso en la reducción de las emisiones de gases.
Hasta aquí todo suena más o menos bien