Los más necesitados saben que los responsables del bar Lolita de la calle Caballeros de Soria,
terminada la jornada, dejan una cesta con bocadillos junto a la ventana
con el siguiente mensaje: "Que nadie se quede sin comer. Coge si lo
necesitas".
El Bar Lolita deja en una repisa al acabar cada jornada
una cesta con la comida que no se ha vendido para que "nadie se quede
sin comer".
Cae la noche en la ciudad y se van apagando muchas de las luces de la
capital. Soria ya duerme. Mientras unos sueñan, otros pocos acuden
sigilosamente al Bar Lolita para paliar el hambre. Los más necesitados saben que el establecimiento, que ya ha cerrado sus puertas, deja una cesta con bocadillos junto a la ventana con
el siguiente mensaje: ‘Que nadie se quede sin comer. Coge si lo
necesitas’. El hambre, un problema cada vez más real en España, se puede
combatir con iniciativas solidarias como la de Joel Ramos y Jaime
Ferrer, los responsables del Lolita.
Una ventana se abre a favor de la esperanza y la colaboración. El bar
Lolita impulsa para días grises paraguas de colores en forma de unos
bocadillos muy solidarios. Nadie debe quedarse con hambre.
El establecimiento soriano realiza el último servicio del día. Joel
Ramos y Jaime Ferrer preparan una cesta con la comida que les ha sobrado
esa jornada, la envuelven en papel de plata y la colocan junto a la
ventana. El que lo necesite podrá disponer de ella durante toda la
noche. "Pensamos que es una buena forma de ayudar a la gente
que está pasando por momentos difíciles. Es nuestro granito de arena",
explica Joel Ramos. Los dos hosteleros están concienciados con las
miserias y las necesidades del país. "Probablemente, los bocadillos que
ofrecemos sean el primero o el último bocado de la noche para algunos",
detalla Ramos.
Todo empezó hace dos meses como un experimento social.
"Temíamos que la gente pensase que la iniciativa tenía truco", cuenta el
hostelero. Y efectivamente, muchos pensaron que se trataba de una
broma. ¿Dónde estaba la cámara oculta? "La iniciativa no funcionó el
primer día. Estaban todos los bocadillos a primera hora de la mañana",
detalla Joel Ramos. Sin embargo, la situación dio un vuelvo en la
segunda noche. Cuando se abrieron de nuevo las puertas, en la cesta ya
no había nada. "Es gratificante llegar al bar y ver que la caja está vacía", narra
uno de los responsables del Bar Lolita. El establecimiento social colgó
la campaña en las redes sociales para darla a conocer mejor. "Sabemos
que la persona que necesita un bocadillo no va a utilizar el Facebook,
pero el boca a boca y la difusión son de gran ayuda", comenta Ramos.
Cae la noche en la ciudad y se van apagando muchas de las luces
de la capital. Soria ya duerme. Mientras unos sueñan, otros pocos acuden
sigilosamenteal Bar Lolita para paliar el hambre. Los más necesitados saben que el establecimiento, que ya ha cerrado sus puertas, deja una cesta con bocadillos junto a la ventana con
el siguiente mensaje: ‘Que nadie se quede sin comer. Coge si lo
necesitas’. El hambre, un problema cada vez más real en España, se puede
combatir con iniciativas solidarias como la de Joel Ramos y Jaime
Ferrer, los responsables del Lolita.
Una ventana se abre a favor de la esperanza y la colaboración. El bar
Lolita impulsa para días grises paraguas de colores en forma de unos
bocadillos muy solidarios. Nadie debe quedarse con hambre.
El establecimiento soriano realiza el último servicio del día. Joel
Ramos y Jaime Ferrer preparan una cesta con la comida que les ha sobrado
esa jornada, la envuelven en papel de plata y la colocan junto a la
ventana. El que lo necesite podrá disponer de ella durante toda la
noche. "Pensamos que es una buena forma de ayudar a la gente
que está pasando por momentos difíciles. Es nuestro granito de arena",
explica Joel Ramos. Los dos hosteleros están concienciados con las
miserias y las necesidades del país. "Probablemente, los bocadillos que
ofrecemos sean el primero o el último bocado de la noche para algunos",
detalla Ramos.
Todo empezó hace dos meses como un experimento social.
"Temíamos que la gente pensase que la iniciativa tenía truco", cuenta el
hostelero. Y efectivamente, muchos pensaron que se trataba de una
broma. ¿Dónde estaba la cámara oculta? "La iniciativa no funcionó el
primer día. Estaban todos los bocadillos a primera hora de la mañana",
detalla Joel Ramos. Sin embargo, la situación dio un vuelvo en la
segunda noche. Cuando se abrieron de nuevo las puertas, en la cesta ya
no había nada. "Es gratificante llegar al bar y ver que la caja está vacía", narra
uno de los responsables del Bar Lolita. El establecimiento social colgó
la campaña en las redes sociales para darla a conocer mejor. "Sabemos
que la persona que necesita un bocadillo no va a utilizar el Facebook,
pero el boca a boca y la difusión son de gran ayuda", comenta Ramos.
Las cantidades de bocadillos que dejan en el exterior del Lolita van
variando. Aunque los vecinos del barrio también se han hecho eco de la
campaña y colaboran con otros alimentos. "Un sábado por la noche un
grupo de jóvenes bajó los sandwiches sobrantes tras finalizar una
fiesta", explica el hostelero. Según Joel Ramos, "hay mucha gente que necesita nuestra colaboración, como
familias que hayan sido desahuciadas recientemente". Y añade: "Sabemos
que quizás no sea una forma demasiado higiénica el hecho de dejar comida
en la ventana. Pero siempre es mejor eso que hurgar en los
contenedores", respecto a la forma de llevar a cabo la acción.
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