LUCHA CONTRA LA DESPOBLACIÓN: iniciaron su santuario de la agroecología con unas 800 gallinas pitas
Ni locos, ni románticos, ni idealistas. Patricia Alonso y Pablo de la Fuente han regresado a sus orígenes en la Montaña Palentina y apostado por el pueblo con un gallinero sostenible; con una gran familia de gallinas que cacareen felices en un entorno natural privilegiado.
En una granja ubicada en la pequeña localidad
de Nava de Santullán, bautizada con el nombre de Los Nidales y en la
que, además de producirse ya ricos huevos ecológicos, florecen enérgicos
brotes de agroecología.
Licenciado en Biología, él, y en Ciencias Ambientales, ella, los dos habían tenido siempre muy claro que su camino se dirigiría al medio rural. La irrupción de la crisis les dio el empujón definitivo y, tras un par de años conociendo in situ
la práctica de la agroecología en Sudamérica, en 2014 decidieron apostar
por la Montaña Palentina, donde están los orígenes familiares de Patricia.
De la bioconstrucción al pasto rotatorio
Desde
el pasado verano -y tras un largo proceso burocrático en el que no han
contado ni con ayudas económicas ni con apenas facilidades dado el
desconocimiento en la zona sobre este tipo de explotaciones-, Patricia y
Pablo son criadores de gallinas felices; es decir, de animales que sólo
ingieren pienso ecológico; cuentan con aseladeros para dormir, amplios
ponederos y espacio específico por cabeza para moverse según normativa, y
viven en semilibertad, ajenos a las jaulas, en su caso en una granja de
bioconstucción levantada con pacas de paja de centeno que se convierten
en un formidable aislante, tanto en verano como en el crudo invierno
palentino.
Pero no solo eso; además, las gallinas de
Los Nidales entran y salen libremente a picotear y disfrutar del sol y
el paseo a dos corrales en los que se practican los principios de la
agroecología; es decir, se busca el bienestar animal brindando a las
inquilinas un agrosistema en el que prima el respeto al entorno y se
aplica al terreno el concepto de sostenibilidad tratándolo como un lugar
vivo que tiene valor en sí mismo.
Actualmente, son 150 las ponedoras isa
Brown -la caracterizada por su plumaje rojizo-, que gozan de esta vida
feliz en la granja de Patricia y Pablo, que eligieron esta raza no sólo
por ser "la más productiva en huevos", sino también por su buena
adaptabilidad a todo tipo de climas.
Sin certificación por convencimiento
La
producción de Los Nidales ronda los 120 huevos ecológicos aptos para la
venta al día. Eso sí, no llevan el sello que los acredita como tales,
sino simplemente el adjetivo de camperos, por dos razones que argumenta
Patricia.
Por un lado está la cuestión económica: el
contar con una certificación supone un gasto importante, más cuando se
está empezando y se cuenta apenas con los ahorros; y por otro, la
cuestión ideológica: "Si estamos cumpliendo los requisitos de una
ganadería ecológica y sabemos que las cosas se hacen bien, no tenemos
por qué pagar para convencer a nadie".
Noticia extraida de elEconomista Agro
También la comenta Asociación Peña Ruz
mm
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