miércoles, 5 de abril de 2017

Dos jóvenes emprendedores se lanzan a vender huevos de gallinas felices


LUCHA CONTRA LA DESPOBLACIÓN: iniciaron su santuario de la agroecología con unas 800 gallinas pitas

Ni locos, ni románticos, ni idealistas. Patricia Alonso y Pablo de la Fuente han regresado a sus orígenes en la Montaña Palentina y apostado por el pueblo con un gallinero sostenible; con una gran familia de gallinas que cacareen felices en un entorno natural privilegiado.

En una granja ubicada en la pequeña localidad de Nava de Santullán, bautizada con el nombre de Los Nidales y en la que, además de producirse ya ricos huevos ecológicos, florecen enérgicos brotes de agroecología.

Licenciado en Biología, él, y en Ciencias Ambientales, ella, los dos habían tenido siempre muy claro que su camino se dirigiría al medio rural. La irrupción de la crisis les dio el empujón definitivo y, tras un par de años conociendo in situ la práctica de la agroecología en Sudamérica, en 2014 decidieron apostar por la Montaña Palentina, donde están los orígenes familiares de Patricia.


De la bioconstrucción al pasto rotatorio

Desde el pasado verano -y tras un largo proceso burocrático en el que no han contado ni con ayudas económicas ni con apenas facilidades dado el desconocimiento en la zona sobre este tipo de explotaciones-, Patricia y Pablo son criadores de gallinas felices; es decir, de animales que sólo ingieren pienso ecológico; cuentan con aseladeros para dormir, amplios ponederos y espacio específico por cabeza para moverse según normativa, y viven en semilibertad, ajenos a las jaulas, en su caso en una granja de bioconstucción levantada con pacas de paja de centeno que se convierten en un formidable aislante, tanto en verano como en el crudo invierno palentino.

Pero no solo eso; además, las gallinas de Los Nidales entran y salen libremente a picotear y disfrutar del sol y el paseo a dos corrales en los que se practican los principios de la agroecología; es decir, se busca el bienestar animal brindando a las inquilinas un agrosistema en el que prima el respeto al entorno y se aplica al terreno el concepto de sostenibilidad tratándolo como un lugar vivo que tiene valor en sí mismo.

Actualmente, son 150 las ponedoras isa Brown -la caracterizada por su plumaje rojizo-, que gozan de esta vida feliz en la granja de Patricia y Pablo, que eligieron esta raza no sólo por ser "la más productiva en huevos", sino también por su buena adaptabilidad a todo tipo de climas. 
 

Sin certificación por convencimiento

La producción de Los Nidales ronda los 120 huevos ecológicos aptos para la venta al día. Eso sí, no llevan el sello que los acredita como tales, sino simplemente el adjetivo de camperos, por dos razones que argumenta Patricia. 

Por un lado está la cuestión económica: el contar con una certificación supone un gasto importante, más cuando se está empezando y se cuenta apenas con los ahorros; y por otro, la cuestión ideológica: "Si estamos cumpliendo los requisitos de una ganadería ecológica y sabemos que las cosas se hacen bien, no tenemos por qué pagar para convencer a nadie".


Noticia extraida de elEconomista Agro

También la comenta Asociación Peña Ruz




mm

No hay comentarios:

Publicar un comentario